lunes, octubre 11, 2010

El instante aleph, de Greg Egan

Desde el punto de vista literario, Anarkia podría describirse como un distrito conceptual, como un mundo perteneciente a la ficción y asimilable a lugares como Comala o Macondo, sin embargo, desde el punto de vista ontogenético, Anarkia no es una hipótesis descabellada o improbable. Todo lo contrario.

Pese a que la vida en Anarkia es marginal y está sumergida en sus propios y peores excesos ─con faunos sin correspondencia social dotados con un sentido antropológico que se desplaza desde lo sobre adaptado a lo inadaptado, de lo transhumano a lo inhumano y de lo desigual a lo singular ─ debo admitir, como dije, que la vida en esta isla es matemáticamente posible.

<«… La isla viva y artificial de Anarkia estaba anclada a un guyot sin nombre: un volcán extinto, sumergido y plano en su parte superior, en medio del Pacífico Sur. A treinta y dos grados de latitud, quedaba fuera de las aguas jurisdiccionales de las naciones polinesias del norte, en aguas internacionales sin reivindicar (demandas ridículas de los colonizadores de la Antártida aparte). ). Parecía remota, pero sólo estaba a cuatro mil kilómetros de Sydney, a menos de dos horas de vuelo directo. […]»

Anarkia es el paradigma de la ciencia sin para qué. En Anarkia vale todo lo que no vale nada y no vale nada lo que vale todo.

<«… el mundo prístino de la física teórica relucía en mi mente como un paraíso matemático anestesiado, donde todo era frío, abstracto y gloriosamente intrascendente..., una imagen que se fundía a la perfección con el copo de coral blanco de Anarkia, que se extendía por el Pacífico azul como una estrella fractal perfecta. […]»

La creación de esta isla, tan consustanciada con la anarquía científica y con el ADN basura, representa la metáfora del hombre escapando de hombre, incluso de sí mismo. Representa sus miedos: a las enfermedades, a su condición sexual, a sentirse o a saberse excluido de algo o de todo, a las ideologías políticamente incorrectas, a la falta de alimentos, a la angustia,…

Si la lucha es contra el miedo y el campo de batalla es la Isla, ¿Cuáles son las armas? En este aspecto, el planteo del autor es interesante porque recurre a un arsenal teórico que va desde la biotecnología, hasta la medicina forense, y pasa por la física cuántica, la genética, el caos, la matemática aplicada y la inteligencia artificial. Es un armamento tan amplio como inapelable. ¿Quién no querría una cura para la angustia?

<«… aceptaba más refugiados del efecto invernadero que cualquier otra nación del planeta. Y aunque era cierto que los creadores de Anarkia habían infringido incontables leyes internacionales y utilizaban miles de secuencias patentadas de ADN sin permiso, una nación fundada por la invasión y la masacre (actos solemnemente lamentados en un tratado firmado hace doscientos cincuenta años) no debería proclamar una posición moral superior. […]»

Entonces, en pleno centro del campo de batalla, aparece un monstruo aún más temible que todos los miedos de los que se intenta escapar. De la anarquía crece una ciencia capaz de proponer el autismo como remedio para la angustia, o el ser andrógino como remedio para la falta de identidad sexual.


La ciencia...
«… —La tecnología médica está a punto de convertirse en supernova, por si no lo había notado. Así que, ¿con qué fin se va a utilizar todo ese poder? El mantenimiento o la creación de la salud. Pero ¿qué es la salud? Olvide las gilipolleces obvias que todo el mundo supone. Cuando el último virus, el último parásito y el último oncogén se borren del mapa, ¿cuál será el objetivo final de la sanidad? ¿Que todos representemos nuestro papel predestinado en algún orden natural paradisíaco? […]»

La verdad...
«… Después del Instante Aleph, la gente temió que la mezcla impusiera la uniformidad. Pero no sucedió, al igual que en la Edad de la Ignorancia las verdades brutales ineludibles, como que el agua estaba mojada y que el cielo era azul, no habían obligado a todos los del planeta a pensar y actuar de manera idéntica. Hay infinitas formas de responder ante la verdad única […]»

El argumento da miedo porque se sustenta sobre la realidad y se proyecta hacia adelante utilizando argumentos científicos y lineamientos matemáticamente claros, sin embargo uno detecta que por la vía de la razón y de lo posible, se dirige a un punto en donde todo lo conocido se derrumba en medio de una gran catástrofe.

La búsqueda del instante aleph, causa y efecto de todo lo creado, manifestado o no, puede conducir al hombre hacia el hallazgo de ese otro instante aleph, el de la Singularidad de la Nada.

¿Cuál es el error? ¿Dónde está? ¿El problema es el objetivo o la falta de él? ¿qué precio pagaría usted para escapar del pánico? Si la respuesta del instante aleph es el caos, ¿cuál es la pregunta?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.

Sólo quería comentar que es un hecho que el Greg Egan de esa foto no es el Greg Egan autor de El instante aleph.

Yo quitaría la foto, por aquello de no seguir perpetuando la confusión.

>Leopoldo Cejijunto