lunes, marzo 15, 2010

El gran juego, de Carlos Martín Pérez

Las ideas exploradas algunas semanas atrás acerca de cómo algunos procesos de búsqueda pueden ser relacionados con la semántica de los laberintos ha trepado un escalón más arriba en la interpretación que hace Carlos Marín Pérez sobre El Gran Juego. En esta interpretación, la vida es considerada como un Gran Juego, y vivir es, entonces, dicho por mí y muy brevemente, el acto de ir de un punto a otro dentro de un laberinto cuyos puntos de entrada y salida son los sucesos biológicos del nacimiento y la muerte.

Es tentador pensar en la vida como un juego, no por el aspecto lúdico que conlleva este concepto, sino precisamente por lo contrario: Puesto que se trata de un juego, quizás sea posible hallar una estrategia que nos permita decidir a priori cuál de todos los caminos posibles es el menos trágico. Si la vida es un juego y si ese Gran Juego tiene una estrategia, entonces vivir –aquello de ir desde aquí para allá, o de tal estado emocional a tal otro- no es lo más difícil, sino determinar qué métricas nos permiten saber que una vida es mejor que otra.

Por lo demás, pensar en estrategias supone pensar en para qué: ¿Qué se busca? ¿Cuál es la meta? ¿Hay submetas? A veces los jugadores de El Gran Juego se plantean la submeta de buscar dinero para luego poder adquirir herramientas con las que acortar el camino hacia la meta real, sin embargo, a poco de empezar, por distracción, tentación o mala fe, la herramienta se transforma en meta. Otras veces la coincidencia de metas o submetas entre los jugadores promueve la cooperación, unos se ayudan a otros ya que van en el mismo camino, pero otras veces la coincidencia produce competencia.

Estas diferencias de criterio con las que cada jugador cuantifica y mide las propiedades de sus escenarios antes de dar el siguiente paso, son propias de los laberintos. Ya habíamos dado la mala noticia de que la dificultad para recorrer un laberinto depende, además y sobre todo, del caminante. Cuando está la vida en juego o cuando el final del juego es la muerte, no parece fácil resignarse al hecho matemático de que no existan invariantes, reglas universales, transculturales, que nos permitan determinar con más justeza la diferencia entre tragedia y comedia.

La dificultad con la que un jugador se encuentra al intentar cuantificar la bondad de un camino respecto de otro es enorme. ¿Derecha o izquierda? ¿Confieso o no confieso? ¿Rubia o morocha? ¿Lo llevo o no lo llevo? ¿Dulce o salado?... Las reglas no valen para todos, y tampoco vale la experiencia, porque lo que conviene a unos o lo que convino ayer puede no convenir ahora. Ante la dificultad de encontrar invariantes que definan estrategias generales, el autor de El Gran Juego atomiza la meta de la vida y se refiere a las reglas más o menos conocidas de algunos procesos sucedáneos como la guerra, la seducción o la búsqueda de oportunidades laborales.

Decidir adecuadamente en cada uno de esos escenarios minimalistas puede requerir, incluso, conocer desde el Sun Tzu hasta el Kamasutra, o desde el arte de la guerra hasta el arte del amor.

Desconfía del monje y del guerrero que nunca se ríen: se toman a sí mismo demasiado en serio.

PROVERBIO JAPONÉS



Un hombre razonablemente enamorado puede actuar como un loco, pero no debería ni puede actuar como un idiota.

DE LA ROCHEFOUCAULD



Un gato grande ve cómo un gatito trataba de agarrarse la cola y le pregunta: ¿Por qué lo haces? Y el gatito dijo: "Porque he aprendido que lo mejor es la felicidad y mi cola es la felicidad" Y el gato grande le respondió: "Yo también sé que mi cola es la felicidad, pero me he dado cuenta que cuando la persigo se me escapa y cuando voy haciendo lo que tengo que hacer ella viene detrás de mí por dondequiera que yo vaya.

CUENTO HINDÚ



Un hombre dueño de sí, con muchos amigos e inteligente, que conoce el carácter y distingue el tiempo y el lugar, conquista sin hacer grandes esfuerzos incluso a la mujer más difícil de conseguir.

KAMASUTRA


Yo, pese a haber introducido el tema de los laberintos ya hace algunas semanas y a sostenerme en la búsqueda de actos heroicos y nobles, debo confesar que me mantengo escéptico respecto del hecho de encontrar una estrategia para jugar el Juego de la vida; de hecho, me ha decepcionado bastante saber que el simple juego de damas ya no tiene secretos tácticos.

Pese al escepticismo y pese a todo, puedo decir, con algún grado de verosimilitud y de certidumbre, que la única invariante que existe es el Amor. Si la vida es un laberinto, entonces el amor es la meta, y la estrategia ganadora es la que propuso John Nash: la solución cooperativa, ganar-ganar.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas noches, Señor!! Es un lindo tema para tratar de noche, la luz del día da otra perspectiva a las cosa, me parece...
Coincido en que la entrada y la salida son el nacimiento y la muerte. El nacimiento se da, obvio que no siempre, en la mayoría de los casos por un amor, un acto de amor, ya sea fugaz o permanente y sería maravilloso que en el punto de salida, la partida, también nos encontrara en ese estado, rodeados de amor o, al menos, al lado de quien amamos.
La vida es un juego en el que vamos adaptando las estrategias segun devienen las cosas. No creo que de antemanos se conozca la gama de posibilidades ante tal o cual situación. Supongo que despues de una batalla nos pertrecharemos de manera distinta para la otra, creyendo que, quizás, la nueva estrategia nos hará vencedores. Vencedores? A quién vencemos?
Seguro que vamos en pos de "la felicidad" nadie quiere para si la desdicha o la infelicidad, debemos tratar de buscar el camino que nos lleve, a ella y siento que la felicidad o los momentos felices que podemos tener están, sin dudas, ligados al amor. Quien sintiendo amor puede dañar al ser amado? Sólo procura darle felicidad. Sería maravilloso poder rodear al mundo de amor, de amor de amantes, de amor fraterno, de amor filial, creo que todo sería mejor, No se si será buena estrategia pero es la que presiento que nos haría ser mejores.
Siempre desafiándonos usted!! Se lo agradezco, sin dudas!!! Buenas noches, señor, buen descanso!!

Anónimo dijo...

muy buena perspectiva, de lo que es la vida :un juego
a proposito,con respecto a ese proverbio japones ,yo desconfío hasta de mi propia sombra
muy bueno,felicitaciones

Anónimo dijo...

No será demasiado Anónimo 2?
No se puede andar por la vida desconfiando de todo el mundo, qué sería de ella si uno no confía? Creo que uno debe tener el criterio suficiente como para discernir frente a quién se está, obvio que puede fallar, pero vivimos en sociedad, compartimos cosas, confiamos en alguien, es una actitud natural. Disculpe si discrepo pero no puedo imaginarme la vida dudando hasta de mi sombra será que mi sombra sabe que no soy confiable ?

Flenning dijo...

Anónimo 1: Es tentadora la idea de pensar en la vida como un juego por lo fácil que resulta luego heredar los conceptos inherentes a los juegos como reglas, estrategias, heurísticas y casuísticas, pero me parece que la idea zozobra en medio de un mar bravo, entre oleadas de definiciones tan inquietantes como imprecisas. El barco lúdico no resiste tantas rachas de incertidumbre. Ni siquiera hay consenso para definir las metas.

Jugar el juego de la vida, Vivir, es un juego tan confuso que a veces uno no sabe si es realmente un jugador o solo una pieza del tablero.

Anónimo 2: En el libro abundan los proverbios y las definiciones filosóficas, por eso decía que para jugar este juego hay que conocer desde el Sun Tzu hasta cada uno de los Upaṇiṣád. Yo creo que en medio de tanta definición es posible encontrar algunas que sean contradictorias, así que le sugiero desconfiar no solo de los proverbios sino de esto que le digo.

Anónimo dijo...

"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo".
-ARISTOTELES

Esta frase siempre me encamina hacia la ponderación, que es para mí una forma de bienestar que se acerca a la felicidad. A momentos de felicidad.
El Cuento Hindú, me ha gustado, así que lo incorporo a mi bagaje vital.
Tengo mucho que aprender y que desaprender; así que es agradable hacerlo compartiendo tramos del camino con los Anónimos y contigo Carlos.
Un cariñoso saludo, gracias.

Anónimo dijo...

le agradezco su consejo Carlos,pero es así,desconfio hasta de los proverbios,incluso de lo que usted está diciendo y mas,desconfio hasta de usted

Ferzvladimir dijo...

No se que pensar de este articulo, me huele al propio autor del libro, comentando como anonimo y me da risa que usen la imagen de nash para elevar el libro.

El gran juego es un plagio de varios libros.

Que se sabe del autor, que el mismo se denomina estratega y experto en estrategias y su libro solo es publicado por una casa de libros digitales de dudosa reputacion.


Porque no aparece promocionado en wikipedia por lo menos. Da conferencias? viaja promocionando sus libros?

Mas bien deja claro una persona que se frustro en el pasado y cree haber descubierto el agua tibio plagiando las ideas de robert grenne y otros autores mas para denominarse escritor y a la vez estratega.