jueves, septiembre 10, 2009

Nadie duerma, la leyenda Turandot

Si nadie duerme, los sueños pendientes serán posibles. Si nadie duerme, la singular espera esperanzada del amor tendrá cobijo en la luz de las velas.

Nadie duerma, el amor vencerá.



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosa historia!!!
La frialdad que habita en el pecho de de Turandot sólo puede desleirse ante quien haga vibrar su alma, su cuerpo y sienta arder en ella esa llama maravillosa que se llama : Amor!!!
Para eso siempre hay que mantener viva la llama de la Esperanza.
Hermosa elección!!!

Anónimo dijo...

La esperanza de que el amor, finalmente, vencerá, suele ser el arma preferida en el duelo con la muerte y el único modo de enfrentarse a su mirada seca, perseguidora, inexorable.

Es bueno pensar que la esperanza trasciende la muerte y que el amor lo trasciende todo, pero es necesario tener la voluntad, la fortaleza, la paciencia y la fe de un Job para sostenerse en ese punto. De esas virtudes, todas juntas, no creo que haya, fuera de los tiempos bíblicos, quien pueda jactarse.

Sé que, por desgracia, no todo beso termina, como el beso de Calaf a Turandot, derritiendo el hielo ni aniquilando la crueldad.

Me consta que no todo clamor llega al corazón del ser amado que no puede amar.

No todo el mundo, por cierto, es capaz de ser el héroe de su propio deseo.

Salvo, claro está, que el aria de Puccini pudiera acompañarnos todo el tiempo por la vida, así como la música del universo acompaña a las esferas por sus anchos caminos espiralados.

Flenning dijo...

Lamento no haber podido contestar antes. Yo creo que está muy bien expresada la métrica que parece tener el amor para Puccini. Calaf puede perder la cabeza, no en sentido metafórico sino literal, ante la princesa Turandot. Él arriesga todo lo que es, su vida, por su deseo.

Para Calaf, enfrentarse al desamor es igual a la muerte. ¿Qué más da?
«El amor vencerá» no se refiere solo al hecho de que Turandot perdone a Calaf después de ser seducida por sus besos, o a que calle el nombre del enamorado, aun sabiéndolo, sino al hecho mismo de la entrega de Calaf. Quiero decir que, para mí, aun ante la muerte de Calaf, el amor vence porque el lance ya está hecho, el amor ya es anta muerte.

También es interesante la imagen de los tres tenores. Ver como acarician a Carreras, apenas recuperado de su enfermad, le da un sentido al aria que parece estar mas allá de Turandot. Esa imagen es un homenaje tambien para él, para su lucha.

Anónimo dijo...

Claro, claro, es que yo me refería a cuando se trasponen los confines del arte y no a lo que sucede dentro de la estricta geografía de una obra. En todo caso, en cuanto a lo de los tenores, encuentro que la música y la literatura van siempre más allá de sí mismas, trascienden su propio ámbito. Por eso, insisto, bueno sería que el "Nessun Dorma" nos acompañara siempre. Quizás, y solo quizás, así podríamos extraerle al amor el mismo poder que Calaf obtiene de él, convenciendo y endulzando a Turandot con un solo beso, anteponiendo su amor a su anunciada muerte.
Entonces, estamos de acuerdo con relación a Puccini. Lo que no sé es si cualquiera puede ser Calaf frente al desamor y en medio de las crueldades del mundo real.

Flenning dijo...

No sé, quizás aquello de «perder la cabeza por amor». o aquello otro de «sostener el deseo hasta la muerte» no sea más que unas frases analgésicas para tomar aliento.

Supongo que para poder dar la vida por algo, en sentido literal, se requiere algún punto de locura, de necedad, o de heroísmo. No conozco muchos casos, sin embargo algunos hay, especialmente en este espacio. Recuerdo a Mishima, que si bien no murió por una mujer, se suicidó buscando un ideal. También recuerdo a Galois, que si bien murió por una mujer, no la amaba. Es que, ya ve: Amor, amor, etcétera…

Anónimo dijo...

Creo que no solamente en la ficción se puede dar la vida por algo o por alguien. Creo que hay muchas formas de dar la vida aún sin quitársela. Vienen a mi mente muchas cosas pero para poner un ejemplo, remanido quizás pero no por ello menos verdadero, sé de algunas personas que al morir la persona amada fueron entregando su vida, la vida que no concebían sin estar ella.
Se puede dar la vida o vivir por alguien, ninguna de esas actitudes me parecen censurables sino más bien loables.
Quizás no sea conveniente eso de "perder la cabeza" por amor, si se la pierde, ello, quizás, se podrían llevar a cabo acciones que dañarían al ser amado. Tal vez el término exacto sea:"ofrecer la cabeza por amor". Si se ama verdaderamente creo que se da la cabeza, el corazón y lo mejor de uno mismo por ese sentimiento.
Nos lleva usted a reflexionar sobre tantos temas de la vida!!! En buena hora que podamos hacerlo!! Clap, clap clap!!!

Anónimo dijo...

Estimado autor:
Ante todo, quisiera aclarar, en función del comentario anterior, que... ¡usted a mí no "me lleva" a ninguna parte, tampoco a reflexionar!, dicho esto en tono afirmativo e imperativo, a la vez.

Ya fuera de esta broma, el punto es precisamente ese con el que usted termina su comentario, a saber: etcétera.
Como es conocido, etcétera significa "y lo demás", etimología que, a mi modo de ver, opera como excipiente en el que el amor se mezcla, con veleidades de jarabe. Una medicina, claro está, que no a todos cura, que no todos necesitan, que pocos aceptan y que casi ninguno está dispuesto a probar en su probable dejo amargo.
En general, no conviene aceptar una cucharada de esa clase de elixires así como así, nunca se sabe de antemano en qué consisten ciertas mixturas, y debe saber que hay combinaciones terribles que, quizá, hasta le impedirían ser tan sensible, tan claro y tan aplaudido.