"Si no fuera porque terminé de leer la novela hace un rato, empezaría a leerla de nuevo". Digo esto del mismo modo que lo dice Celestino, mientras camina por detrás del mayal con un Hacha atravesada en el pecho.
Pese a todo, sin embargo, pese al calor más insoportable, a lo corta que es la noche, al alba y a la niebla, a los maullidos de los duendes que bailan en el tejado, a las hormigas bravas que custodian el cementerio y el brocal del pozo de agua, al amenazante garrote y a las arañas que acechan detrás de las tinajas llenas de hollín, la poesía de Celestino se abre paso.
Él escribe poemas de Arturo Rimbaud, de Jorge Luis Borges y de Sófocles. Escribe frases sentenciosas de sus tías muertas, canciones infantiles que tararean sus primos, también muertos…, sobre las hojas y troncos de los árboles que rodean su pequeño e inefable mundo. Abuelo, la autoridad censora, va detrás de Celestino, con su hacha resplandeciente y enfurecida, tumbando la vida y la poesía.
Pronto, si el poeta no se esmera o si no logra que su pluma sea más fuerte que el Hacha, el mundo quedará yermo y el calor de la tarde secará el pozo, y el río que trae la palabra. ¿¡Quién ganará esta batalla!?
Si, al menos, el amor de su madre pudiese rescatarlo de su desesperanza. Si, al menos, aun sabiéndose perdido, supiese que tendrá un refugio cierto en donde consolarse. Si supiese rezar. ¿Cuánto dura un rezo? Si, al menos, supiese cuánto dura un rezo, podría hacer como si rezara mmm m mmmm mmm mm…
Muchos pasajes de esta novela me hicieron recordar las sensaciones que tuve al leer "Esperando a Godot", no solo por el rigor de absurdo que rodea la obra, sino porque lo que se torna protagónico, aun por encima de la poesía y de la censura, es la esperanza. La metamorfosis que sufre el mundo de Celestino a medida que se queda sin hojas y sin árboles, también me hizo recordar "La espuma de los días", donde las casas se deforman y donde lo único capaz de cambiar y salvar al mundo y matar al musgo y al nenúfar es el perfume de la esperanza.
No puedo afirmarlo con severidad, pero pienso que la influencia del absurdo en esta novela es muy fuerte. Con tres finales, con una torsión gramatical y estética que permite incluir, tanto la poesía de Celestino en medio de una frase en prosa, como una obra de teatro en la que sus personajes están casi todos muertos antes del tercer final, hacen de la novela un verdadero acto de transgresión.
La referencia al absurdo, especialmente a Beckett en "Esperando a Godot", el paradigma de la espera-esperanza, puede verse, o me lo parece a mí, en la repetición de ciertos juegos verbales.
Diálogo entre Yo y Celestino en Celestino antes del alba
-Pero si ya estamos destapados...
-De todos modos nos ahogamos del calor.
-Es la primavera.
–Este lugar es así.
-Tenemos que hacer algo para cambiarlo.
–Sí. Vamos a pensar los dos al mismo tiempo. A ver qué cosa se nos ocurre. Vamos...
-¿Ya estás pensando?
-No.
-Yo tampoco.
-Empecemos de nuevo.
-¿Ya?
-Todavía.
Diálogo entre Estragón y Vladimiro en Esperando a Godot
VLADIMIRO.-¿Qué?
ESTRAGÓN.-No puedo seguir así.
VLADIMIRO.-Eso se dice fácilmente.
ESTRAGÓN.-¿Y si nos separásemos? Tal vez nos iría mejor.
VLADIMIRO.-Mañana nos ahorcamos. (Pausa.) A no ser que venga Godot.
ESTRAGÓN.-¿Y si viene?
VLADIMIRO.-Estamos salvados. (Agarra su sombrero –el de LUCKY- mira en el interior, pasa la mano, lo sacude y se lo vuelve a poner.)
ESTRAGÓN. –Entonces, ¿nos vamos?
VLADIMIRO. –Subite los pantalones.
ESTRAGÓN. -¿Qué?
VLADIMIRO.-Subite los pantalones.
ESTRAGÓN.-¿Que me saque los pantalones?
VLADIMIRO.-Que te los subas.
ESTRAGÓN.-Es verdad.
Si hubiese un lugar fresco para descansar, allá en el fondo del pozo, un lugar donde no sienta temor por el Hacha ¿Y si fuera a descansar al pozo y nadie fuese a buscarlo? ¿Lo salvaría su madre si ese mundo se quedara sin poesía? ¿Y si su madre fuese a salvarlo, pero no llegase a tiempo?
6 comentarios:
Además de los textos citados en los que la Esperanza es el camino posible para la salvación yo lo citaría a Usted en ese texto maravilloso que es “Amanecer de la Esperanza”.
Celestino busca en la poesía y en la imagen materna el “paraíso perdido” que todos, de una u otra manera, perseguimos. El refugio en el ser amado o en el ser que nos ama, la paz y la esperanza pueden sacarnos de ese mundo de muerte en el que a veces nos sentimos inmersos.
Es excelente e interesante la interrelación que establece entre los textos leídos.
Siempre deja usted esa ganas de leerlo. Quedo a la espera de más.
Quizá lo que se vea allí no sea una referencia al absurdo, sino a la cuota de sinrazón que caracteriza a la esperanza. Es que la esperanza, como la fe, no admiten razonamiento alguno y entonces la espera se hace aparentemente en el vacío. Creo que no hay contenido que sustente la esperanza, que la esperanza sucede, como sucede la pasión. Es más, me atrevo a decir que la esperanza es la más espiritual de las pasiones.
Por eso, las preguntas finales que se hace el autor, más me suenan a un rasgo de obsesión que a un canto a la esperanza. La esperanza no admite cuestionamientos, el que espera con esperanza lo hace con la naturalidad del que cree en lo superior.
En realidad me sorprende ver esa esperanza rodeada de "peros", cuando no parece caber duda de que la intención del autor del blog es rescatar la esperanza como uno de los valores más altos de la cuestión humana.
La versión de esperanza que usted propone es comparable a la de Mircea Eliade, desataviada de lógica y con un sentido difuso del para qué. No obstante, en la novela de Arenas, el sentido del absurdo es estructural o, si prefiere, distorsiona todo espacio de realidad para que la esperanza, justamente, sea posible.
Esperar que en Nochebuena lleguen de visita los primos muertos para jugar con él entre las canaletas del tejado, escribir poemas en los árboles, destapar lo destapado, caminar con hachas clavadas en el pecho, o encontrar la claridad en la sombra mas siniestra son solo ejemplos del absurdo en los que se sustenta la esperanza.
Me alegra que haya mencionado la pregunta final del comentario porque, en realidad, pese a su interpretación, opino que es la pregunta con la que Celestino redobla la apuesta a la esperanza. Ya no espera matar a Abuelo, eso es solo un detalle. Lamentablemente no puedo revelar mucho más, pero se lo diré de esto modo:
Llegar a destiempo no es solo llegar tarde. ¿Que haría usted si su interlocutor no llegase puntual a una cita? Quizás piense que no estaba interesado, o que se demoró en el camino, o que se olvidó de usted y del compromiso, o que lo detuvo un coro de duendes muertos,… Quizás usted espere, espere, y espere más aún. ¿Cuanto esperara? ¿Cuándo se agotaría su esperanza?
Si logra contestar esa pregunta entonces le propongo otra, la misma que hice antes, ¿Qué cree que haría Celestino ante la ausencia de su madre?
Celestino responde y le puedo asegurar que es mucho más esperanzado, pasional y humano de lo que usted puede imaginar.
Claro, no leí el libro e interpreté las preguntas del final de su comentario como suyas, sin saber que también las formulaba Celestino. De todos modos, están escritas en tercera persona y no se trata de una transcripción, por lo cual sigo asumiendo que esas preguntas son suyas, por lo que renuevo mi asombro vespertino y esta vez lo transformo en nocturno. Es una especie de asombro en sombras.
En cuanto a lo que me propone como ejemplo, sé lo que haría yo con la espera, pero no sé lo que haría Celestino, cuya postura frente a la esperanza, por cierto, no fue el objeto de mi comentario.
Sobre esto último decido creer, entonces, en lo que me asegura, porque la fuerza de su sentencia se apoderó de mi imaginación.
Sin embargo, aún puedo imaginar algo y es que su esperanza (la suya de usted) tiene miedo. Es una esperanza cautelosa y desbordante de ansiedad. Es una esperanza condicionada por la duda y por lo tanto, no es una esperanza legítima.
Por otro lado, debo decir que usted confunde los términos y no digo que lo haga a propósito, pero lo hace. Ausencia y muerte no son la misma cosa. Espera y esperanza tampoco. Hay quien espera a que regresen los muertos. Hay quien tiene la esperanza de que vuelvan los ausentes. ¿Quién cree usted que resultará más exitoso?
Volviendo al texto le diré que, poco a poco Celestino se va quedando sin asidero donde sujetarse. Pierde la esperanza de que la poesía sobreviva en los árboles, porque ya no quedan árboles. Pierde la esperanza de que Abuelo se muera, porque Abuelo vivirá cien años, con su Hacha… La niebla avanza. El fuego se lleva todo. Sin árboles, sin agua….
Ante la posibilidad de enfrentarse a un mundo sin poesía, sin los seres queridos que alegran las nochebuenas, sin espacios frescos donde descansar, un mundo donde casi yermo, habitado solo por los seres que propone su imaginación y en el que solo tienen voz algunas lagartijas y las hormigas bravas, Celestino se pregunta qué hacer.
Coincidirá conmigo en que la esperanza que ronda por la periferia de la Nada es la esperanza de la que usted menciona ─casualmente, esa esperanza es la que coincide con la espera, como en “to hope”, esperar con esperanza─.
Ante la Nada más radical entonces, cuando Celestino ya no tiene ninguna roca sólida en que pararse, Arenas planea su pregunta, mi pregunta.
Él prefiere pensar que si está solo no es porque se olvidaron de él sino porque los demás estaban tan entusiasmados por llegar a la cita, por verlo, que llegaron antes de tiempo.
Qué curioso. A mí suele sucederme lo mismo, entonces digo "se me hizo temprano" cuando todo haría pensar que llegué tarde o que llegué donde no me esperan.
Sí, sí, puede que la espera de Celestino sea esperanzada, pero no toda espera lo es. Por algo los ingleses tienen dos verbos para indicar espera y esperanza. Y los franceses también. Nosotros no. Quizá seamos más misteriosos en eso y nuestro "esperar" no devele tan claramente si allí anida la esperanza o no.
Como sea, gracias por la voluntad de responderme.
Publicar un comentario