viernes, enero 15, 2010

El mundo interior

No sé qué habrá cambiado, pero hoy me parecen falsas las sensaciones de protección y de intimidad que brinda el barrio. El sol de la tarde ya no es tan cálido, y la oscuridad es mucho más desoladora.

¿Qué habrá pasado con los zaguanes, que se han vuelto tan peligrosos y sombríos? ¿Qué habrá pasado en las veredas, que ya no crece pasto entre las juntas de las baldosas?

De a poco, las calles del barrio fueron de otros. No sé si las abandonamos, si las perdimos en una mala mano de la baraja, o si se las robaron sin preámbulos y sin anestesia.

El hecho es que nos quedamos sin nada: sin carnaval, sin plazas, sin bares rancios, sin almacén, sin almacenero, sin cine, y hasta sin vecinos y sin amigos de carne y hueso.

A cambio, nos dieron miedo, mucho miedo, y un poco de “no te metas”. A casa, que llueve…; a casa, que es tarde y pronto vienen los lobos...

Nos fuimos corriendo al interior sin chistar, obedientes, muy obedientes. Levantamos más alta la pared medianera, pusimos rejas hasta en nuestros balcones y, obedientes, nos encerramos. Luego, cuando el encierro nos dejó aburridos, sordos y ciegos, obedientes compramos la información que antes nos daba gratis la calle.

Compramos un reproductor de video para ver el cine; nos suscribimos a no sé qué servicio de cable para no ir a la cancha; nos hicimos miembros de algunas redes sociales para tener amigos virtuales y reemplazar a los amigos de siempre; compramos un celular para saber dónde está cada quién y cuándo llega; iluminamos nuestros zaguanes para disuadir a los que aún se animan a besarse en los rincones oscuros y pusimos cámaras de vigilancia para espiar lo que pasa en nuestra calle.

Esta película que miro hoy, desde mi encierro, me hizo recordar que un día, no hace mucho, la oscuridad y el frío se adueñaron del barrio y se llevaron algo de mi historia.



7 comentarios:

Viejex dijo...

No hablo nada de fancés. Apenas me pareció entender en 00:50 que uno dice "pate de foie" y al final un "merci vocu", y "le espectacle terminé"...será que soy una víctima de lo que usted expone con una claridad meridiana en su artículo, esto es: ¡salgo tan poco!

Hablando un poco más seriamente, me opuse con todas mis fuerzas a levantar la medianera y a las rejas.

Pero no tuve éxito.

La elección era soportar el encierro o que mi mujer me destrozara las pelotas.

rene orlando dijo...

En el interior no estamos tan complicados como Ud describe, pero vamos derechito por ese camino.

Viejex, Ud es un sabio.

Anónimo dijo...

que le ha hecho a su barrio,sir Flenning?cada uno contribuye o contribuyó para que todo eso suceda,no penso nunca en cambiarse de barrio? aún existen aquellos viejos almacenes de barrio,reuniones con vecinos, calidos atardeceres,cines,sí muros bien altos y rejas,pero
lo más importante:existen amigos de carne y hueso,irremplazables
no se encierre¡¡¡¡¡busque¡¡¡cambie¡¡¡
eso es vida¡¡¡¡

Flenning dijo...

Vejes: Hubiese querido hacer mi propio tráiler, en parte por el tema del idioma que usted comenta y en parte porque lamenté no ver en esta colita las escenas que a mí me motivaron a escribir el post, pero borre la película después de verla.

En fin, le recomiendo enfáticamente la película y si acaso tiene interés puede bajarla de acá: http://www.moviesdvdr.com/paris-paris-dvdr-descargar-torrent-2726.html. Esta en español.

Por lo demás, le cuento que en mi casa había treinta metros de fondo, con ciruelos, naranjos, durazneros, jazmines y una huerta donde crecían tomates, acelgas y zapallos. Un día hicimos la pileta, luego el camino hacia ella, luego una parrilla , luego un cuartito para trastos… El cloro se llevo la huerta, sacamos la ligustrina para tener intimidad en la pileta y ahora ya casi no hay nada verde.

Algo hice mal, Vejex, y me arrepiento.

Rene Orlando: Cada vez que veo al portero de mi edifico me acuerdo de su tierra de arena, tan yerma y tan sin sombra. Cada mañana, al salir al trabajo, veo al portero lavar la vereda y jugar con la manguera haciendo puntería sobre las hormigas que trepan por el tronco de paraíso. También lo veo hacer puntería con el chorrito sobre las yantas de los autos estacionados contra el cordón y lo veo jugar al carnaval con el portero de de enfrente quien, a su vez, hace lo mismo con las hormigas de su paraíso, con los coches de su cordón y con mi portero.

En ese juego se van litros de agua que no llegan a su tierra sin sombra. Cosas de la ciudad.

Anónimo: Como le decía a Vejex, sé que hice algo mal, me arrepiento. Hago mi trabajo de socialización, pero cada vez estoy más presente en sitios como Facebook en menos presente en los asados y paellas con amigos ;)

Viejex dijo...

Bueno, gracias por los elogios, René. Ya se le va a pasar, créame.

Flenning, para su beneplácito, al día de hoy mantengo mis 20 metros de fondo con una mora gigantesca que me resisto, hasta ahora con singular éxito, a que sea derribada a pesar de la tozuda insistencia de mi mujer y algunos cultores del "buen gusto" y "la estética" (malditos!). Y planeo plantar varios frutales. Eso sí, la parrilla es innegociable.

(Sobre)Viví larguísimos años en departamento, hoy que logre vivir nuevamente en una casa, estoy recuperando el placer de los asados con amigos.

Tomar conciencia, como usted lo está haciendo, lo va a llevar de vuelta al camino del bien. Me alegro por usted.

rene orlando dijo...

Flenning, en el caso de las hormigas cualquier arma está permitida, hasta el agua. Guerra eterna contra el himenóptero apátrida.

Anónimo dijo...

En aras del progreso nos fuimos alejando de las cosas que alegraban nuestra niñez, las tardes en la vereda inventando juegos. Largas lecturas en las cálidas siestas de verano ansiando que llegara la hora de tomar la leche para, después, salir a jugar.
No se si me parece a mi o el tiempo se acortó? Antes parece que el tiempo rendía el doble, será el paso de los años?
No sólo nos fuimos quitando tiempo, juegos, ganas sino que, aparentemente, lanzamos al cosmos mucha bronca contenida y fuimos dañando nuestro mundo, nuestro espacio, nuestro lugar. Podrmos salvarlo?
Podríamos lanzar al universo un canto de fe, de esperanza, de salvación, de amor? Creo que el amor por el prójimo , por la vida, por nuestros sueños podría, quizás, salvarnos de tanto mensaje de desesperanza. Si todo lo que nuestros labios vierten día a día, es un mensaje catastrófico, vamos desenergizando y desenergizándonos. Cambiemos la perspectiva!!! Se podrá? Perdemos algo con intentarlo?
Debo una vez más agradecer al autor que nos plantea un tema que debemos analizar y que quizás nos lleve a obrar en pos del bien común. Gracias!!!!!