domingo, julio 20, 2008

Virgen de la soledad

Ilustración de M. E.

Aquí, en este encierro, detrás de estos muros clandestinos, nunca es suficiente la eternidad, porque nunca ocurre todo lo que puede ocurrir. Nada pasa. Nada empieza a pasar. No hay aire detrás de lo que se mueve. El tiempo no deja huella. Ahora es como será siempre. No importa hacia dónde mire, toda parte parece ninguna parte.

Escapar. Sí, escapar, pero hacia dónde. No me detiene el veneno de la cobardía sino el escalofrío de la incertidumbre.

No escucho gritos ni promesas. Si me lo propongo, por encima de la silenciosa rutina, sólo escucho mis propias mentiras y los extravagantes y poco confiables consejos de la noche. Cuando me lo propongo, digo, logro creer que la noche soborna mis sentidos y me cuenta qué hay más allá.

Dice, o digo, que no muy lejos de aquí, pero lejos de estos escombros de vida, en alguna dirección, hay hombres cargados de razones, con ideas después de otras ideas. También dice que hay mujeres con besos menos desalentados y con manos mucho más complacientes, capaces de preparar ungüentos para las heridas y de transformar la urgencia de sus amantes.

Ya amanece. Alguien viene. Creo que son los hombres, los mismos hombres.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quién dice? Quién le dice? Lo leí muchas, muchas,veces para intentar situarme en ese lugar sin tiempo o, quizàs, en ese tiempo que no encuentra su lugar. Quién, en mayor o menor medida, no ha sentido o siente, en algún momento de su vida, todo lo que Ud. manifiesta?
Nuevamente, debo felicitarlo por la belleza en la expresiòn, por la sensibilidad que manifiesta. Gracias por su letra!!!!

Anónimo dijo...

Sus Palabras, como esa mirada, calan hasta los huesos,es de una sensibilidad suprema.
Felicitarlo o mejor dicho felicitarlos es poco.

Anónimo dijo...

la mirada d esa mujer dice tantas cosas..... Te felicito